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La piel y sus funciones

La piel como protector de nuestro cuerpo

La piel es el órgano más grande del cuerpo. En una persona adulta, la piel tiene una extensión de entre 1,7 y 2.2 metros cúbicos. Esto representa el 6% del peso corporal (3.5 a 4.5 kg). Algunas de las funciones de la piel son:

  • La piel cumple una serie de funciones que son clave para la supervivencia del ser humano. Su función principal es la de protección, ya que es una barrera que nos limita con el entorno. La piel es el órgano-frontera que nos protege de elementos externos, lesiones, radiación UV y de la oxidación. Puesto que sin ella los órganos internos se oxidarían rápidamente. Como un plátano pelado o una manzana cuando su interior se deja expuesto al aire.
  • La piel contribuye a mantener una temperatura corporal constante a través de la regulación de la pérdida de humedad. Esto permite que el ser humano sea capaz de adaptarse a diferentes temperaturas ambientales y condiciones atmosféricas.

Relaciones con el sistema nervioso, endocrino y límbico.

  • La gran cantidad de terminaciones nerviosas presentes en la piel la hace sensible al tacto. Y, es el punto de receptividad para el frío, el calor, la presión, el estiramiento, el placer y el dolor. Mientras que a través de la secreción del sudor y sebo, la piel realiza su función excretora. Elimina sustancias tóxicas resultantes de las actividades metabólicas del intestino y del hígado. La piel también se relaciona directamente con el sistema endocrino secretando hormonas, enzimas y vitamina D. Muchas de estas secreciones son esenciales para el relacionamiento con el ambiente y otros individuos.
  • La piel juega un papel inmunológico, principalmente a través de las células de Langerhans. Estas transportan antígenos desde la piel hasta el sistema linfático. Además de colaborar a la defensa contra agentes extraños, tales como ciertas sustancias, bacterias, hongos y virus. La radiación ultravioleta excesiva destruye y/o inhibe el rendimiento protector de las células de Langerhans. Lo que aumenta el riesgo de padecer desde infecciones hasta cáncer de piel.

Para realizar todas estas funciones — protectora, metabólica, sensorial e inmunológica — la piel debe mantener sus propias capacidades de autoreparación e integridad funcional. Y cumplir así con el equilibrio de múltiples reacciones químicas y físicas que tienen lugar en su interior.

Dada la relación entre la piel y el cuerpo, es necesario mantener un cuidado general. Con una nutrición adecuada, ejercicio y descanso. Los productos cosméticos, por su parte, aportan los ingredientes necesarios que ayudan a restablecer el conjunto de las funciones normales de la piel. Cuando la piel funciona en perfecta armonía, el resultado es un cutis hermoso, radiante y saludable.


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