Hay muchos aspectos de nuestro entorno, de nuestro comportamiento y nuestros hábitos que sabemos cómo contribuyen a nuestra salud mental y a nuestro bienestar íntegro. Pero la estimulación táctil no es uno de estos aspectos que se le otorga la importancia que tiene.
Sabemos que una dieta saludable, el ejercicio físico, una vida sexual plena y un entorno tranquilo impactan de manera positiva nuestra salud física y sobre todo mental. Pero ¿qué hay de los abrazos, las caricias, los masajes? Estos aspectos de la vida humana se quedan últimos en nuestra lista de prioridades.
Una de las primeras prácticas recomendadas nada más nacemos que se implementa en los hospitales de todo el país. En el primer momento del nacimiento poner al bebe piel con la madre y luego con el padre. Ayuda a crear vínculo emocional y sensación de seguridad en el recién nacido. Además de ser parte fundamental de su desarrollo cognitivo, emocional y social. Es más, los bebés prematuros tienen visitas programadas con la mamá o el papá para que los abracen y para mecerlos y hacer contacto piel con piel.
Sabemos lo importante que es este primer contacto hoy gracias a estudios realizados. Se analizaban a los bebés y niños en condiciones de privación de contacto físico. Como en el caso de familias disfuncionales y negligentes, o en el caso de niños en orfanatos. (“Synchronous caregiving from birth to adulthood tuneshumans’social brain” Adi Ulmer Yaniva, Roy Salomonb, Shani Waidergorena, Ortal Shimon-Raza, Amir Djalovskia and Ruth Feldman).
Estas dos hormonas tienen una estrecha relación, la primera llamada también “hormona del amor” y la segunda “hormona del estrés”. Está más que demostrado el efecto que los abrazos y el contacto piel con piel tienen. Aumenta la producción de oxitocina y reduce los niveles del cortisol. Suena muy simplista, no obstante son circuitos de gran complejidad. Combinan el sistema somatosensorial, el sistema endocrino que segrega esas hormonas y la actividad neuronal del sistema nervioso.
Situadas en la epidermis, están inervadas por diferentes fibras nerviosas y se estimulan con un tacto delicado. Son las responsables de la motricidad fina, la detección de bordes y texturas y en algunos casos del dolor, siendo unas células de gran complejidad. Transforman los estímulos táctiles para generar sinapsis neuronal y además liberan serotonina. Comunican al cerebro información muy importante gracias al tacto y nos ayuda en nuestra vida diaria en tareas tan básicas como atarse los cordones de los zapatos.
Es verdad que esta era digital y tecnológica hace que personas de cualquier parte del mundo puedan generar una relación de amistad. Hasta una relación íntima y de alguna manera sexual. Pero no podemos negar la falta de contacto físico en este tipo de relaciones. Nuestro cuerpo está muy preparado para detectar muchos aspectos de gran relevancia dentro una relación. La manera de hablar y moverse la otra persona, su olor, el contacto con su piel, la textura de su pelo y muchas más señales. Nos ayudan a crear ese vínculo o a detectar rápidamente algún problema o inconsistencia.